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El miedo a las sanciones dispara el interés por las sociedades forestales
«Está un pouco o ruxe-ruxe ese das multas da Administración por non limpar, por non ter o monte xestionado, e despois que moitos propietarios o que queren é a ver se lles buscas as súas parcelas, porque non saben onde están». Eses son los dos motivos fundamentales que, en palabras de Marisé García, de la empresa Stragal, explican la razón de que se haya disparado el interés por las Sociedades de Fomento Forestal (Sofor), como la que ayer constituyeron los vecinos de Vilar de Olveira, la tercera que nace ya en pocos meses en Dumbría. Y no solo eso, ahora entre la de Olveiroa y esta nueva, queda el monte de Olveira, con lo que los vecinos también tienen entre manos un proyecto parecido para no quedarse atrás.
Es más, en las parroquias de San Cremenzo y Buxantes también han mostrado interés y a la empresa de García, la que más sociedades de este tipo tiene desarrolladas y proyectadas en Galicia, le llueven las peticiones de información sobre en qué consiste esta figura, desde San Sadurniño, por ejemplo, sin salirse de la provincia de A Coruña.
La Sofor Monte de Vilar, en concreto, está integrada por 349 parcelas de 46 propietarios que ocupan un total de 199 hectáreas. Además, como explicaban ayer algunos vecinos tras la firma en la Casa da Cultura de Olveira, cuenta con la ventaja de que prácticamente todos se han adherido. «Algún quedou fóra, pero moi poucos», decía una de las firmantes, para resaltar la buena acogida, que además tiene resultados prácticos muy positivos a la hora de la gestión del terreno.
«O que nós atopamos son ou persoas maiores que non queren ver as súas fincas abandonadas ou propietarios que nin saben cales son as súas parcelas, están fóra ou non se interesan polo monte. Estase renunciando incluso a moitas herdanzas, por outros motivos tamén, pero porque se herdas monte case estás herdando un problema», detalla García, que pone el acento en un detalle que mucha gente desconoce y complica todos los procedimientos. «Unha herdanza ten que ser aceptada por quen cha deixa. Pouco importa que haxa un testamento no que teus bisavós llo deixaron a teus avós, teus avós a teus pais e teus pais a ti, porque se teus pais non aceptaron aínda esa herdanza non fixeches nada», detalla la técnica. De ahí que se encuentren con muchos casos en los que la gente renuncia, directamente «e prefire darlla ao Concello á Sofor ou a quen sexa».
En cualquier caso, en lo que están empresas como la suya y la propia Xunta, que financia con subvenciones la constitución de estas sociedades, es en que se consoliden las propiedades -recalcan mucho que los socios nunca pierden la titularidad de sus terrenos- y, sobre todo, en que el monte esté gestionado; para evitar incendios y para que, en lugar de una carga, sea una fuente de recursos.
Tierras agrícolas
El próximo paso, aún en ciernes, es exportar el modelo a terrenos agrícolas para poner en producción terrenos baldíos, normalmente minifundios dispersos en municipios con escasa presencia agraria y ganadera, caso en la zona de Fisterra, Corcubión, Laxe o Carnota.
«Fan falta fórmulas para obrigar a entrar»
El técnico forestal Jorge Bouzas fue de los que impulsó a sus vecinos para crear la Sociedade de Montes Sostibles de Cuns (SOMOSCuns) en A Serra de Outes, que en el 2015 se convirtió en la primera de Galicia con este modelo fomentado desde la Xunta. «Temos os nosos problemas coma todos, máis que nada porque non hai unha empresa detrás que nos dea un respaldo económico e, por exemplo, se pedimos unha subvención temos que adiantar os cartos, pero vai funcionando, porque tamén somos bastante tercos», señala Bouzas, que da cuenta como han logrado una actuación de rareo y poda en 12 hectáreas y otras 10 de plantación nueva de pino. El principal problema que ve son «que hai moitos encravados que quedan no medio», lo que dificulta la gestión, como por ejemplo a través de un cierre para soltar ganado mostrenco. A su juicio, «fan falta fórmulas para obrigar a entrar», como había con el modelo anterior, que a partir de un 70 % de propietarios favorables prevalecía el interés general. Cree que se podía conseguir a través del IBI para que a nadie le saliese a cuento tener su finca abandonada.
Ramón Caamaño: «Un só non pode nin vender os pinos, porque non hai quen lle vela velos»
Ramón Caamaño Arcos explica que el monte lo plantó Maceiras en su día, pero lleva mucho tiempo «sen limpar, a silvas e monte bravo, que alí non entran nin os lobos», con lo que todo que sea cuidarlo lo ve positivo, más que nada porque individualmente considera que es imposible. «Un só non pode nin vender os pinos, porque non hai quen lle veña velos. Por 20 ou por 50 pinos que pode ter unha leira, un comprador non che mira nin para eles», resalta Caamaño que, con esta fórmula, aunque sea dentro de unos cuantos años, confía en que sí se saque alguna rentabilidad a repartir entre los vecinos, que, en muchos casos, «coma os de miña sogra que vén da Rebouta hai moitos anos, non se sabe nin onde están».
Regina Hermida: «O de non saber onde están as leiras aínda nos pasa aos que estamos aquí»
Regina Digna Hermida Trillo acudió ayer a firmar con su marido con la esperanza de que esta sociedad sirva para que el monte esté cuidado. «Esperemos que sexa así, pero o que vai pasar non o podemos saber», señala. Lo que sí tiene claro es que la gestión individual no da resultado. «Nós nunha das fincas aínda rozamos un anaco, pero as outras xa nada», señala esta vecina, que considera que la situación es muy parecida, o incluso peor, en el caso de los propietarios que viven fuera y que ya han perdido por completo el contacto con su monte. «O de non saber onde están as leiras aínda nos pasa algo aos que estamos aquí», reconoce Hermida, quien explica que hace ya muchos años que su monte no arde, «pero pode arder calquera día».
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